ARGENTINA Y EL VOTO

El Voto es el derecho a poder elegir entre todos, a aquel o aquellos que van a ser nuestra voz, en la toma de decisiones para el beneficio de la sociedad y el país, en pos de los derechos humanos, de la defensa de una vida digna, de resoluciones y acciones para el desarrollo sustentable de una Nación, un equipo de profesionales y personas idóneas en las áreas de ejecución correspondientes para llevar a cabo la administración bajo el conocimiento y aprobación del Pueblo. Pero desde hace un largo tiempo, aquellos que deberían ser nuestros representantes electos a voluntad popular, son desconocidos impuestos en listas sábanas donde muchos de ellos, jamás realizarán las actividades delegadas, otros no representarán nuestra voluntad, no participarán sus acciones, y muchos no consultarán nuestra decisión.

El problema es que se sigue votando mal, se sigue votando a ciegas y no analizando las políticas características de los representantes, sus verdaderos intereses, sus proyectos, sus capacidades, su experiencia, sus convicciones. Se realizan elecciones partidarias, prevalece en muchos casos el pertenecer a un partido y no se discute o debate la mejor propuesta, como si el premio es ganar un bando partidario y no conseguir el mejor representante y proyecto. Mientras la sociedad no discrimine y elija libremente la mejor propuesta de gobierno, tenga conocimiento de todos los candidatos, y sólo se fije en mantener en el poder un partido, prevalecerá una ideología sectaria y no la voluntad popular.

Ahondando más en la mala elección del votante, se siguen votando listas sábanas o candidatos a dedo, y no por voluntad del pueblo. Lo correcto sería entender lo que está en nuestra Constitución Nacional, que votamos un representante para que gestione y administre bajo la voluntad del pueblo, tanto sea en la cúpula de Gobierno como en los gabinetes, desconocemos a quienes les votamos en su conjunto, y no sólo eso,.. Estos pseudos representantes, supuestamente elegidos por el pueblo, no terminan cumpliendo con lo establecido en la Constitución, y luego resuelven a su propia voluntad en el Congreso de la Nación, no por la consulta del pueblo, sino por intereses de los poderes políticos como económicos.

El problema radica en la ignorancia social, se desconoce casi en la totalidad de las masas la Constitución Nacional, por ende nuestros derechos y obligaciones, los recursos legales que nos pertenecen por legitimidad, y las acciones con las que podríamos contar para poder operar en propia defensa. La Constitución se realizó para la defensa de nuestros derechos, una herramienta para la libertad, la justicia social y la democracia, para sostener nuestra soberanía nacional, ella no puede ser abolida ni eliminada, no puede ser suspendida por ningún poder o autoridad que no sea la decisión del pueblo todo. Así mismo, muchas veces han sobrepasado la Constitución, violando nuestros derechos, socabando y vejando al ser, abandonando al ciudadano, discriminando las castas sociales que discriminan los derechos igualitarios, poniendo en riesgo la vida misma y provocando crisis económicas como sociales. El Pueblo desconoce sus derechos constituidos para poder actuar, y quienes gobiernan en algunos casos, usan su poder fuera de la democracia Nacional.

Más trágico aún, el pueblo termina acobardado y se mantiene subordinado a un gobierno no elegido ni correspondido, en silencio y acatando a disgusto cuando tiene la facultad por dicha Constitución, de revocar dicho poder por ley en el caso de que éste no cumpla sus proyectos o vulnere los derechos de pueblo como ponga en riesgo los intereses del país y de los habitantes. Esto sucede por al gran ignorancia colectiva, por el desinterés, y por aceptar colectivamente manejos de poder que han manipulado el inconsciente colectivo. Estamos a tiempo, .. Es imperioso despertar antes de que sea demasiado tarde, ..Estamos bajo una invasión silenciosa. Cuidemos nuestra Soberanía, nuestros Derechos, Nuestra Libertad, nuestra Tierra, y el derecho a una vida digna equitativa.

HASTAGS

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Columna editorial de opinión